viernes, 10 de mayo de 2013

Koré









Rodillas
baila el quitón,
los pliegues se estiran
en el contorno
juvenil de mi cuerpo.
Fíbulas enredadas
crépidas anudadas.
Baila la seda
himatión.
Pulseras tintinean
el porte grácil de gacela.

Subo la escalinata,
el mar rompe en mis ojos
lejos, Creta y el padre Sol.

En mi tábula ansata
llevo aceites.
Hermana del Templo,
herramienta de Luz,
no soy yo.

Plantas de lavanda, laurel y naranjos.
Unjo la primera espalda
níveos brazos.
Caen las corazas,
los petos
las máscaras.
Caen las cnémides.
Héroes
cansados abatidos,
damos Luz a su descanso.
Servimos el vino
uvas y aguamiel.

Levanto la vista,
tus ojos.

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