jueves, 26 de enero de 2012

Fatima Saham

Fatima Saham tenía 10 años, conocida en el poblado por su destreza atlética, corría descalza de un lado a otro por la sabana. 
Sus piernas eran fuertes como la madera y flexibles como las de un felino. Jugaba al fútbol con los demás niños con una pelota que habían fabricado ellos mismos. 
Un día, los niños mayores empezaron a insultarla y a no dejarla jugar, entre mofas. Ella no comprendía la naturaleza de aquellos repentinos desaires. 
Sólo le quedaba entrar en el partido corriendo y en dos patadas les quitaba la pelota, se la llevaba con aire desafiante, mientras todos la increpaban. Todos menos Alí, que la observaba serio, escondiendo una risa ante el boicot del partido.

Fatima estaba lavando ropa en las piedras del río. Sus hermanas mayores detrás de ella, la miraban. La pequeña se volvió y caminó hacia ellas. La tomaron suavemente cada una de un brazo y caminaron hasta la cabaña. La mirada de la hermana mayor, estaba esquiva y oscurecida. Entraron y cerraron la puerta. 
Fatima canturreaba una canción. La abuela que estaba frente al fuego, se giró hacia la niña con una cuchilla en la mano. Las manos de sus hermanas la asieron fuertemente mientras otras dos mujeres se abalanzaban a sus piernas. 
El cuerpo e instinto de Fatima reaccionó propinando sendas patadas a las individuas, una en el pecho , la cual quedó sin respiración y cayó sentada, la otra recibió la patada en la barbilla quedando descolocada apoyada en la pared. Las hermanas que la sujetaban se miraron y la soltaron. 

La niña corrió por la puerta hasta la sabana.  No paró de correr hasta sentirse a salvo. Quedó exhausta y cayó de rodillas, había llegado al abrigo Neolítico donde solía pasar las horas mirando las pinturas con su amigo Alí. 

Se abrazó las rodillas y lloró, había tantas cosas que no entendía y mamá no estaba para arroparla. Empezó a dudar de sí misma, lo que había hecho no le permitiría volver al poblado. Pero algo en su interior le decía "se fiel a ti, todo está bien en tu cuerpo", el ruido de unas piedras cayendo la sacó de sus pensamientos. 
Alí escalaba por las rocas, al llegar hasta ella le puso en los pies un cuenco de coco con dátiles y una calabaza llena de agua. "...yo tampoco quiero que le pase nada malo a lo que hay entre tus piernas" Le dijo.

(dedicado a las niñas a las que no les dejan jugar al fútbol).